Durante la guerra fría, los estadounidenses se embarcaron en investigaciones de índole paranormal que esperaban poder utilizar con fines militares o de espionaje. En el otro bando, los soviéticos se afanaban en un empeño similar, aunque siguiendo otras líneas de investigación. Los científicos del bloque del Este pensaron que sería mejor comprender los fenómenos ocultos de la mente humana a través del estudio de las capacidades parapsicológicas de los animales.
En 1961 se crea la DIA (Defense Intelligence Agency), un proyecto personal del entonces secretario de defensa Robert Mcnamara. El propósito de la nueva organización era unificar las ramas de inteligencia del Ejercito, La Marina y las Fuerzas Aéreas. Así, la DIA se encargaría de satisfacer las necesidades de inteligencia estrictamente militar que pudieran tener las fuerzas armadas norteamericanas. A pesar de ser relativamente poco conocida en comparación con otras agencias de espionaje del país, la DIA cumple un papel vital, en especial en la planificación y desarrollo de las campañas militares norteamericanas en ultramar.
Durante la guerra fría, y muy especialmente en la década de los 70, la agencia militar compartió el interés de sus hermanas mayores por el estudio de la mente humana y los fenómenos paranormales, así como su posible empleo en tareas de inteligencia o como arma en un conflicto bélico. La DIA gastó millones de dólares en este tipo de investigación digamos "poco ortodoxa". De hecho, a pesar de que la CIA es la que carga sobre sus espaldas la mayor parte de la leyenda negra sobre este tema, su contraparte militar estaba mucho más obsesionada con la posibilidad de que los soviéticos consiguieran algún éxito sustancial en este campo. Un éxito que, de verificarse, pondría al alcance de los espías psíquicos del Kremlin los valiosos secretos del Pentágono, la Casa Blanca y la CIA.
En 1978 las inquietudes de la agencia quedaron plasmadas en un documento titulado "investigación y desarrollo parafísico en el Pacto de Varsovia. Este extenso informe de 137 páginas llegaban a la conclusión de que al otro lado del telón de acero se estaban llevando a cabo una intensa investigación parapsicológica que podría dar la supremacia a los soviéticos en un campo armamentista aún inexplorado. En los laboratorios del bloque del Este se estudiaban en profundidad la telepatía, la telequinesia y otros fenómenos que para los científicos occidentales no eran sino meras quimeras. Pero, ¿y si no eran inventados?¿Y si los rusos descubrían alguna forma de sacar partido de este tipo de fenómenos?. Estas eran preguntas que constantemente inquietaban a los responsables de la DIA. De hecho, buena parte de los posteriores proyectos más o menos paranormales en los que se embarcó la inteligencia estadounidense proceden principalmente de esta inquietud.
Si queremos ser justos debemos comentar que los propios militares no estaban en absoluto convencidos de la eficacia de este tipo de métodos. Existen multitud de memorandos cruzados entre altos oficiales que así lo atestiguan . Para el pragmatismo militar resultaba muy duro tener que trabajar con teorías y conceptos intangibles y aún no demostrados científicamente. Sin embargo, mientras existiese una mínima posibilidad de que el otro bando tuviese éxito en esta empresa, ellos debían guardarse sus reticencias y seguir los pasos de los soviéticos, no fuera que les condujeran a algún lugar que realmente mereciera la pena.
TELEPATÍA
De esta forma se abre una época apasionante en la que la imaginación entra a formar parte del árido terreno de la inteligencia militar. Una época de sueños y posibilidades que en muchas ocasiones marcó para siempre las vidas de los que participaron en aquellos proyectos. Siguiendo los pasos de los investigadores del bloque del Este, los científicos de la DIA decidieron centrarse en la averiguación del posible vínculo entre la fenomenología paranormal y los animales.
En un informe secreto de 1975 titulado " investigación parapsicológica soviética y checoslovaca", los expertos de la DIA señalaban que sus colegas checos habían dedicado no pocos esfuerzos a investigar la posible existencia de una comunicación directa, mente a mente, entre perros y seres humanos: " La investigación soviética sobre telepatía en animales durante las décadas de los años 20 y 30 se dedicó en su mayor parte a probar que la telepatía entre hombres y animales es un fenómeno real. Un buen ejemplo de las primeras aproximaciones soviéticas a este tema fue la investigación dirigida por el doctor V.I.M. Bekhterev, de la Universidad de Leningrado, en colaboración con un antiguo artista circense, V.L. Durov, Bekhterev y Durov habían tenido éxito entrenando perros en la resolución de problemas aritméticos y en la identificación y recuperación de objetos siguiendo tan solo las órdenes mentales de su entrenador. El resultado de estas pruebas fue muy controvertido, ya que las actuaciones de los perros eran correctas mientras Durov estaba presente para dar sus órdenes mentales, pero eran remarcablemente peores en ausencia de Durov o cuando las órdenes eran dadas por otra persona.
Los técnicos de la DIA creían firmemente que Durov había establecido realmente un vínculo telepático con sus perros. El hecho de que los experimentos no tuvieran el mismo resultado cuando Durov no estaba presente podía deberse a diversos factores, como el especial vínculo emocional de los perros con su dueño o que Durov fuera un emisor especialmente capacitado.
En cualquier caso, si el lector lo desea, puede intentar emular los experimentos de Durov, Lógicamente, si se intentan transmitir órdenes telepáticas a un animal que normalmente no acata órdenes verbales, no se logrará ningún efecto. Pero, en cambio, si su mascota responde cuando es llamada y obedece órdenes sencillas, sería curioso intentar impartírselas mentalmente. Para ello hay que ubicarse cerca del animal, manteniendo una posición relajada, y transmitir con claridad aquello que desea que haga, con los ojos cerrados o bien fijando la vista en un punto determinado, si su energía es estable, pruébenlo y vereis los increíbles resultados.
ENERGÍAS OCULTAS
Según el informe de la DIA: "El objetivo inicial de Bekhterev era demostrar que la telepatía entre el hombre y los animales está determinada por alguna forma de radiacción electromagnética, pero, en 1937, tanto él como otros parapsicólogos soviéticos llegaron a la conclusión de que ninguna forma conocida de radiacción electromagética era el vehículo de la transmisión del pensamiento. La teoría de la información todavía no ha sido resuelta por los soviéticos, pero es aún una de las líneas maestras que determinan muchas de sus investigaciones"
Los soviéticos sabían que habían dado con algo importante, aunque no supieran como funcionaba. Así que las investigaciones se prolongaron por espacio de tres décadas: "En 1962, B. S. Kazhinsky propuso la teoría de que los animales son capaces de percibir visual y auralmente y entender instintivamente el comportamiento de otros animales y seres humanos. Postuló que esta habilidad es resultado de la capacidad del animal para detectar (a través de su sistema nervioso), analizar y sintezizar señales-estímulo producidas por otros animales. Según Kazhinsky, las señales son transmitidas en forma de ´rayos visibles biorradiacionales´ y analizadas por el animal que los percibe como consecuencia de un condicionamiento pavloviano. El término biorradiacionales todavía es empleado por algunos parapsicólogos checos y rusos para referirse al enfoque y concentración de energía biológica por el cerebro y los canales neurales ópticos.
Los estudios de Kazhinsky llegaban a la conclusión de que los animales son capaces de percibir a simple vista información de otros seres vivos que los seres humanos no percibimos.
Pero el interés de la DIA no era solamente histórico. Ante todo, la agencia estaba interesada en lo que los soviéticos se traían entre manos en aquel preciso instante: "A día de hoy la investigación parapsicológica soviética y checa está casi exclusivamente dedicada a la búsqueda de la fuente de energía biológica que interviene en los procesos fisiológicos, las interacciones de esa energía con campos externos, y los efectos de los campos generados externamente en la fisiología del animal. La referencia a la telepatía en el sentido de comunicación por la transmisión de formulaciones mentales, totales y conceptuales es hecha a menudo".
Por su parte, los soviéticos sí que mostraban un genuino entusiasmo por sus investigaciones parapsicológicas. Pensaban que se encontraban en los albores de una nueva era, de un descubrimiento revolucionario que cambiaría para siempre muchas concepciones científicas. Las mayores universidades soviéticas se embarcaban en ambiciosos proyectos que habrían sido imposibles en instituciones occidentales: "Un avance significativo hacia la identificación de la fuente de transferencia de energía electromagnética biológica se obtuvo en una reciente investigación llevada a cabo en la Universidad de Novosibirsk. Los científicos han estado estudiando la emisión de energía durante el proceso de división celular y durante el daño celular y su consiguiente reparación como consecuencia de una infección viral o de agentes tóxicos químicos. En más de 5000 experimentos sobre cultivos de células y organismos animales se ha demostrado que las células dañadas emiten alguna forma de energía y que la energía liberada es capaz de producir daño en las células u organismos adyacentes. Investigaciones posteriores revelaron que un patrón uniforme, código, o ritmo de radiación era emitido por las células normales. Este patrón era alterado cuando ocurría un daño celular, convirtiéndose en bastante irregular. También se descubrió que los patrones eran transmitidos desde los preparados experimentales hasta los de control sólo cuando las células u órganos eran cultivados en contenedores de cuarzo. Debido a que el cuarzo transmite radiación ultravioleta y el material convencional de laboratorio no, los soviéticos creen que la radiación ultravioleta cumple algún papel en la transferencia de información celular. A raíz de estos experimentos, los investigadores han relacionado diversas irregularidades de emisión con enfermedades específicas y están actualmente intentando desarrollar técnicas de diagnóstico y terapia a través de la monitorización y alteración de los códigos de radiación celular".
Todo esto llama la atención profundamente, en especial cuando existe la creencia de que no sólo no existía investigación paranormal en la Unión Soviética, sino que el régimen de este país era doctrinalmente opuesto a la existencia de este tipo de fenómenos.
EL REBAÑO HUMANO
Los agentes de la DIA se mantuvieron sumamente ocupados averiguando lo que hacían los científicos del Pacto de Varsovia. Así terminaron enterándose de que una investigación de más de 20 años realizada en Checoslovaquia sobre la transferencia de energía entre muestras de tejido había arrojado impresionantes resultados: "La investigación checoslovaca sobre la tranferencia de energía entre muestras de tejido muscular de animales a hombres, y de hombre a hombre, ha demostrado igualmente que la radiación electromagnética es el vehículo de la transferencia de energía biológica. A través de experimentos llevados a cabo entre 1948 y 1968 en el instituto Okres de salud pública, en Kutna Hora, Checoslovaquia, el doctor Jiri Bradna demostró la tranferencia de estímulos son contacto físico alguno entre muestras de preparados neuromusculares procedentes de tejido de ranas. Bradna colocó preparados idénticos uno al lado del otro, la estimulación de uno de los preparados con pulsos eléctricos con frecuencia de entre 10 y 30 pulsos por segundo causó la contracción y una respuesta miográfica registrada en el otro. En otros experimentos, la excitación de muestras de tejido muscular influyó en la oscilación de un péndulo e incrementó la tensión muscular de un sujeto humano. Bradna obtuvo pruebas objetivas de que la energía de muy alta frecuencia (VHF) era el medio de transmisión de esos estímulos. También demostró que la miotransferencia puede ser bloqueada mediante el empleo de imanes, ferritas y otros conductores, puede ser reflejada y transmitida mediante sistemas de guiado y aislada con rejillas. Bradna llegó a la conclusión de que las principales vías de información perceptual e informacional entre animales se basa en procesos metabólicos a nivel macromolecular y que la magnitud de transferencia de energía depende de la energía muscular liberada por el trifosfato de adenosina".
Todo está muy bien, pero para la mayoría de nosotros constituye un galimatías científico con bastante poco sentido. ¿Que habría descubierto realmente el doctor Bradna que llamaba tan poderosamente la atención de los responsables de la DIA? Algo que desde siempre ha interesado profundamente a los servicios de inteligencia, un medio de influir a distancia en el comportamiento humano: "Bradna informó de la utilización exitosa de la miotransferencia en el campo de la fisioterapia. Éste método resultó ser efectivo, no solo en individuos, sino también en grupos. En este último los individuos dentro del grupo. Bradna cree que esos estímulos juegan un papel importante en los rebaños de animales y pueden constituir un factor para la alteración del comportamiento humano en condiciones de aislamiento o hacinamiento".
El sueño totalitario de los servicios secretos de los sesenta parecía hacerse realidad. Presuntamente, los checos habían descubierto un método para controlar el rebaño humano. Nadie sabe si estos experimentos fueron más tarde continuados en Estados Unidos. De hecho, que se sepa o aparezca en la literatura científica, nadie conoce ninguna aplicación práctica de los descubrimientos del doctor Bradna ya que, de existir, pertenecería al campo de los secretos de Estado más celosamente
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